12/09/2004

El Octavo Pasajero

Hace unos meses, Rubén Armenta me pidió que escribiera un texto para el octavo (y, supuestamente, último) número de su revista El Monito. El texto apareció publicado incompleto, por motivos de espacio según me comentó el propio Armenta. Subo el texto integro aquí a manera de archivo personal.

El Octavo Pasajero
Por Carlos García Campillo

Debo aceptarlo: la primera vez que ví un comic de El Monito pensé que se trataba de una broma. El protagonista de esta serie es la forma más primitiva de personaje de cómics. Además, el conflicto al que se enfrenta el Monito durante la serie es el buscar la "credibilidad" que necesita por parte de personajes establecidos para sentirse un verdadero héroe de historietas.

Esa necesidad de credibilidad no parece exclusiva de El Monito; al contrario, tanto en sus intervenciones en primera persona dentro del comic como en sus apariciones personales en convenciones el padre del Monito, Rubén Armenta, encarna un grito casi desesperado en necesidad de atención, aceptación y credibilidad.

Las primeras veces que hablé con Rubén Armenta y que lo veía atendiendo a compradores de su comic lo que más me llamó la atención fue la insistencia con la que defendía su trabajo, la mayoría de las veces sin que existiera un ataque previo. Poco a poco fui dándome cuenta de que el Monito no era una broma: al contrario, iba muy en serio, muy a pesar de la desconfianza de Armenta en sus habilidades como historietista. Esa desconfianza fue de cierta manera el combustible que impulsó a la serie, y el tema latente en el carácter del personaje.

Pero algo que pudo haber destruido al comic desde el principio llegó a fortalecerlo por una simple razón: Armenta se supo rodear de los colaboradores adecuados. Los siete (ocho con este ejemplar) números publicados son un verdadero compendio de autores del comic mexicano contemporáneo: Polo Jasso, Edgar Clément, Edgar Delgado... todos han colaborado en El Monito.

Claro que ni son todos los que están ni están todos los que son. El Monito tiene sus críticos y detractores, algunos que inclusive han llegado a atacar al Monito con desmedida mordacidad. No sé qué habrá hecho Armenta para ganarse tan arduos enemigos, pero tengo mi teoría: ha publicado un comic durante ocho números con relativo éxito. La gente ya lo reconoce, y eso a algunos les arde como limón en el ojo. Armenta, a pesar de haber editado sólo ocho números de El Monito en siete años, sigue trabajando y en pie de guerra. Sólo hay una forma de tener éxito en el mundo del comic independiente mexicano y es trabajando duro y con continuidad, y eso a estas alturas del partido muchos aun no lo han aprendido.

Rubén Armenta ha manifestado recientemente que ha pensado que este octavo número de El Monito sea quizá el último. Espero sinceramente que no, pero de ser así espero que sea para finalizar una etapa y ver de Armenta nuevos trabajos y nuevas colaboraciones, quizá trasladando al comic su faceta como cortometrajista y colaborando con otros dibujantes para ofrecernos historias diferentes. Sea como sea, creo que tenemos Monito y Armenta (personaje y creador que en ocasiones es difícil separar) para rato, y eso le duela a quien le duela no hace sino alegrar nuestro decaído medio del comic mexicano.

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